Aunque la historia que os describo a continuación encontrará probablemente abundantes similitudes a las que sufre Nicholas Cage en Leaving Las Vegas o a los hiperrealistas decorados que describe Robert Venturi en su libro donde cambia aprender a vivir, se trata de una historia que ya dibujó Paco Martínez Soria en su película “El turismo que gran invento”, como el alcalde de un moribundo pueblo aragonés que decide poner fin a la emigración de los jóvenes a la capital y viajar junto con su ayudante (JL López Vázquez) a Torremolinos, para tomar notas y reproducir en el pueblo el paraíso turístico de la costa del sol. Las “bubbies”, unas alemanas dedicadas al semidestape del cine de familia de posguerra ponían su cuota de seducción en la plaza mayor ante las miradas atónitas de los ancianos socarrones que ocultándose de sus mujeres detrás de sus boinas negras disfrutaban con cada baile.
Básicamente este es el resumen de una película de los setenta que reponen sábado tras sábado en Cine de Barrio para recordarnos las aspiraciones metropolitanas de los pueblos de la España profunda.
Sin embargo esto también es la sinopsis de una película que esta rodándose en los últimos años en el desierto de Los Monegros y cuyo estreno está muy próximo, lamentablemente.
Los Monegros es una comarca aragonesa dividida entre las provincias de Zaragoza y Huesca. Es una área con un clima semi-desértico que sufre de sequías crónicas y posee un ecosistema único en Europa más propio de las estepas orientales. En 1999 se dio a conocer el Manifiesto científico por los Monegros (McM) que exigía, firmado por más de 500 científicos e investigadores con los resultados de las especies encontradas, la pronta declaración de Los Monegros como zona protegida.
Dicho manifiesto dice en su prólogo:
Los Monegros son un ecosistema singular, maduro, único en Europa, cuya riqueza biológica ha demostrado ser excepcionalmente importante en términos cuantitativos y cualitativos. La biocenosis documentada de Los Monegros sobrepasa las 5.400 especies biológicas, cifra superior a la conocida de cualquier otro hábitat nacional o europeo, presentando el mayor índice de novedades taxonómicas (nuevas especies para la ciencia) de toda Europa en lo que va de siglo, con un alto grado de endemismos y citas únicas para el continente y con numerosos ejemplos de distribuciones biogeográficas y adaptaciones ecológicas novedosas de enorme interés científico. No existe, con datos objetivos y contrastados, ninguna otra zona o espacio físico en nuestro territorio nacional, y tal vez en toda Europa, que pueda siquiera compararse a las singularidades, novedades, rareza y riqueza biológicas que hoy están documentadas científicamente de Los Monegros.
Un grupo inversor europeo ha comprado cientos de terrenos a pequeños agricultores, que han visto reducido su trabajo y beneficios en los últimos años gracias al sector servicios de las capitales, y han conseguido un gran solar donde tendrá lugar el mayor proyecto urbanístico de la historia de España. En este post no entraremos en cuestiones morales ni políticas mas allá de lo necesario para explicar el crecimiento de los territorios que deciden buscar su carácter urbano de esta manera.
Históricamente, los pueblos han querido ser ciudades; las ciudades capitales y las capitales, metrópolis. Sin embargo este afán ha ido transcurriendo de manera progresiva en el tiempo y como consecuencia de ello se han construido imperios famosos en la historia de las ciudades.
Todos los imperios y las grandes épocas han surgido del auge económico, pero sobre todo social, de alguna gran ciudad. Roma, Constantinopla, Atenas, Florencia ó Nueva York han sido ciudades que han partido de la tabula rasa y poco a poco han ido conformándose como grandes urbes. Ciudades ligadas al territorio y que forman parte de una historia que se ha construido sobre sus cimientos.
Desde los primeros pueblos del Imperio romano, donde se aprecia claramente una intención de planeamiento urbano(en los campamentos nómadas de sus ejércitos) hasta las primeras ideas para racionalizar el megacreciemiento de las ciudades a partir de la revolución industrial (ciudad lineal, ensanches ó ciudades jardín), hemos tratado de desarrollar ciudades conforme a una lógica económica, social y geopolítica.
Las ciudades importantes se situaban en los valles de los ríos, para protegerse de los ataques enemigos y para servirse de la materia prima y las posibilidades energéticas y de producción que les facilitaba el agua.
También es muy importante pero limitaba más su defensa respecto a las líneas enemigas el hecho de ser ciudades portuarias, de manera que estas ciudades costeras siempre han sido muy importantes en el comercio pero no todas han evolucionado en el tiempo debido a su vulnerabilidad defensiva.
Este tipo de asentamientos urbanos como generadores de ciudad y la búsqueda del mejor emplazamiento para su evolución como metrópolis en asuntos comerciales y económicos ha ido poco a poco evolucionando hacia una total deslocalización del territorio respecto al uso para el que ha sido configurado.
A partir del siglo XIX, con la revolución industrial y en el siglo XX con la aparición del ascensor y principalmente las maquinas expendedoras, podemos situar cualquier uso en cualquier sitio. Sin embargo esto ha producido históricamente una lucha en el seno de las ciudades debido a que, en la mayoría de los casos, estas situaciones urbanas producen un desarraigo histórico del territorio donde se construyen y de sus ciudadanos.
Ciudades históricamente destinadas a la agricultura son los puntos de venta más importantes de muebles de diseño. Aquellas donde la música se desarrollaba en cada tugurio de las calles del centro, ahora son las sedes de las compañías discográficas de mayores ingresos, y aquellas donde los caballos movían a la gente de un lado para otro, son los mayores exportadores del petróleo que alimenta las fábricas de automóviles de todo el planeta.
Evidentemente esto es un síntoma de evolución y sin juzgar si esta ha sido buena o mala en el ámbito urbano, entendemos que tiene que producirse en la medida de lo posible para reforzar la identidad histórica o para generar nuevas identidades que se convertirán en históricas en el futuro.
Sin embargo gracias a la evolución de la industria aeronáutica y electrónica que favorecen la deslocalización de actividades económicas, comerciales o de ocio, las grandes ciudades son capaces de encontrar un lugar remoto para prolongar su éxtasis como metrópolis urbana sin destruir su territorio y en detrimento de otras ciudades que aceptan la destrucción del suyo a cambio de dinero en lo que viene a ser la prostitución de la ciudad. Esto es lo que ocurre por ejemplo cuando las grandes metrópolis pagan a las pequeñas ciudades para almacenar en ellas los residuos y las basuras que generan.
También , como en este caso, a cambio de instaurar un complejo sistema económico travestido de complejo de ocio por y para el disfrute del ciudadano autóctono que ha sido arrancado de su tierra, los grandes empresarios construyen ciudades en medio del desierto, ganándole terreno al mar o talando los tramos de selva que sean necesarios. Parece que poco a poco se está agotando la superficie edificable y no sabemos ni como hacia donde crecer. Las ciudades están saturadas de edificios y urbanitas sin respeto al espacio natural, el cual consideran como un solar sin edificar.
Básicamente el proyecto Gran Escala consiste en un gran complejo turístico y de ocio basado en la construcción de 32 casinos, 70 hoteles, 5 parques temáticos, campos de golf, hipódromo y hasta una plaza de toros “donde se reproducirán espectáculos históricos”.
Y todo eso situado en el maravilloso espacio natural del desierto de Los Monegros.
Un maravilloso espacio que va a sufrir las consecuencias de los miles de automóviles que circularán alrededor de su anillo de 6 carriles. Un maravilloso lugar que va a absorber enormes cantidades de agua a través de sus verdes campos de golf, que estarán listos para el ser usados en las vacaciones de la clase media europea (los de la clase alta irán a Dubai). Un maravilloso no-lugar de cartón piedra donde recrear virtualmente la historia de la humanidad. Algo que no haría falta reproducir si fueramos capaces de salir del círculo y viajar a las ciudades próximas, donde todo es de real. Donde los animales no son mecánicos y los arboles no son disecadas y atornilladas al suelo. Donde tampoco serán reales las bóvedas que simulan que aún es de noche dentro de los casinos, ni las monedas que no paran de oírse caer desde los altavoces de la megafonía del recinto para que parezca que todo el mundo esta ganando dinero.
Estos son solo algunos de los mecanismos de control que ya se aplican en Las Vegas y que mantienen a los usuarios en permanente estado de placer catatónico.
Es curioso, sin embargo, que estamos ante una recreación de un espacio ya simulado anteriormente, puesto que en el folleto publicitario se vende como trozo de Las Vegas en el desierto de Los Monegros.
Una y otra vez replicas replicadas a modo de un continuo espacio Matrix, donde no sabemos que es real o no, e incluso donde se nos vende la realidad como algo peligroso y lo simulado como la máxima diversión. Esto lo convierte en un espacio hiperreal del que no podemos salir o del que no querremos hacerlo, puesto que detrás de el solo hay desierto.
Eso sí, un desierto con más de 5.000 especies vivas y con miles de años de historia. Un territorio histórico que en sí mismo constituye un foco de atracción de la comarca aragonesa. Sin embargo no podremos salir y verlo porque poco a poco los toros mecánicos del casino central habrán devorado toda la vegetación y porque los insectos, adiestrados por los crupieres de los casinos, impedirán que levantemos la vista más allá de los parques que conforman las fronteras de este impresionante país de Alicia.Y como en el show de Truman, podremos escapar si somos capaces de viajar hasta la frontera de esta mediocridad de cartón piedra que dibuja un futuro hiperreal, y comprobaremos que la realidad es otra y que la belleza no puede ser expresada en combinaciones binarias de unos y ceros.
20090301
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Después de la famosa "crisis" que estamos viviendo, ¿no aprenderemos nada?
ResponderEliminarTodo este planteamiento de creación de riqueza a partir de el juego y demás temas derivados de él me parece por lo menos inquietante.
Son muchos los que ya dicen que las formas de crecimiento que llevamos no son las correctas, que hay que cambiar las estructuras, que ellas son las que nos han avocado a lo que tenemos... Pero no, "alguien" que debe pensar poco o mucho, según como se lea, se empeña en algo que tal vez en los 70 hubiera dado algo de riqueza a un lugar, pero señores estamos en los 2000, donde prima el ecologismo, las fuentes naturales,...
¿No hemos cambiado?, ¿Sigue siendo España lo que vemos en las películas de Marisol?. Intervenciones como esta lo confirman, y a pesar de que nuestra querida Pe se lleve el Oscar, y que Zapatero consige estar en la cumbre de los 20, España sigue siendo lo que es, un país anclado en los 50, con castas en los gremios, con miedo al que dirán y mirando por la mirilla la nueva amante del vecino.
Se nos ve visión de futuro, si señores.
Al niño que nos enseñan en el anuncio de Coca-Cola le podemos decir que lo que le dejamos es un "Monegros" y que el puede ser un Crupier por allí.