20090125

Dubai ó El arte de destruir ciudades ( III )


Finalmente: Dubai.

Dubai se presenta como el último espectáculo del circo tradicional y como el primero del Circo del Sol. Dubai representa el final y el principio. La muerte de la arquitectura del siglo XX. Las consecuencias de la progresiva aceleración tecnológica y del desprecio al medioambiente, con Al Gore aterrizando en jet privado como maestro de ceremonias. Pero a su vez es el nacimiento de una arquitectura de la que conocemos la salida pero no conocemos la meta. El inicio no nos gusta. El final podemos cambiarlo.

Sin duda, el mayor instigador de este cambio radical de la arquitectura es Rem Koolhaas. El arquitecto holandés, como comentábamos en artículos anteriores, siempre ha manifestado su interés por esta forma de crecimiento de la ciudad, pero ahora le han dado carta blanca para ejecutarla. Y es que no hay nada mejor que ser un lider mediático (gracias entre otras cosas a su buena labor arquitectónica durante los 90) para conseguir ser el amo de la arquitectura mundial. Las grandes firmas de ropa se han dado cuenta de ello y convierten sus tiendas en carpas circenses diseñadas por los más grandes figuras de la arquitectura. OMA ha convertido a Prada en su mecenas del glamour. Por otra parte, observamos que la mayoría de países que son futuras potencias económicas, quizás exceptuando a EEUU y Japón, son países de grandes extensiones y cargados de materia prima que exportar a precios desorbitados y no asiduos históricamente al primer mundo. China, India, Rusia, Emiratos Árabes y Brasil, son claros ejemplos de esta situación. Son países en los que no existe la clase media.

Muchos de estos países son los grandes exportadores mundiales de petróleo y productos de explotación minera. Los Emiratos Árabes, por ejemplo, han estimado que el petróleo que poseen se agotará en 30 años y por eso han empezado a buscar otras fuentes de inversión económica recurriendo para ello al turismo. Lo curioso es que la oferta turística es en el desierto. Simplemente horrible. Mientras España se convierte en el destino turístico del norte de Europa y las playas de México son los hogares vacacionales de norteamericanos pobres y sudamericanos ricos, Dubai quiere vendernos unas vacaciones en el desierto. ¿Increíble? No. Es fácil.
Solo hace falta que el desierto pase de ser un paisaje a un terreno. Solo hace falta dinero para construir una cubierta sobre el desierto y dinero para climatizar el espacio generado y ¡voila! Un centro comercial en medio de la nada. Cerca de él se construye Nuevo Manhattan, pero mucho mas alto y mucho más nuevo. Y en la costa simulamos las mejores playas de Acapulco y los mejores resorts de Europa. Aunque también necesitamos islas paradisíacas, en este caso privadas, no importa, arena es lo que sobra. Inundan el mar de arena y construyen islas con formas geométricas como si estuvieran jugando al Simcity. Llenamos a obesos y millonarios macdonalianos de pulseras de plástico y a disfrutar mientras un beduino te sirve champan Moët & Chandon en una copa de cristal de Bohemia.

El viaje es rápido porque la ciudad esta sembrada de “paradas” de aviones y helicopteros como si de autobuses de la tercera edad se tratase. Por supuesto es un viaje para millonarios. Como lo era Cancún, como lo era Bali y como lo eran tantos otros paraisos que empezaron siendo eso y se convirtieron en el destino turístico de la mayoría de los viajes de la vulgar clase media. De manera que para que se llene de población de clase media primero los ricos de la clase alta deben ser las cobayas de los jeques árabes.
La ciudad es totalmente nueva y relativamente virtual, porque puedes tener cualquier cosa en cualquier momento. El desplazamiento espacio-temporal es rápido, sin embargo, los contenedores de los que hablábamos en el artículo anterior no son temporales sino permanentes. Y aún más permanente es el daño que estos contenedoras hacen al espacio físico-natural donde literalmente se posan.

No obstante, los jeques no son tan estúpidos como para construir un simple resort con las máximas comodidades. Simplemente porque es copiable. Los jeques en Dubai necesitan demostrar su poder y su dinero porque necesitan ser la primera potencia dentro de los 7 emiratos. Para ello, igual que hizo Prada hará Dubai. Contratar a las mejores firmas. No porque sean los mejores arquitectos sino porque la arquitectura siempre ha sido el motor mediático del mundo contemporáneo.
Mientras arquitectos como Nouvel, Foster o Zaha Hadid se reparten los edificios más significativos, Koolhaas utiliza el desierto como mesa de experimentos. Él, que tanto defendió el crecimiento natural de la ciudad, planifica las ciudades árabes partiendo de la tábula rasa, convirtiendo la nueva estructura urbana en un juguete que el “joven” Rem ha recibido el día de Reyes (o el día de Jeques, en cualquier caso vienen de Oriente) de sus padres adoptivos Albert Speer y Walt Disney. Pero, ¿y las torres del tendido electrico, las tuberías de agua, y la “niebla” procedente de las fábricas?¿Cómo se ocultan esas variables? Simplemente no se ocultan. Conviven con los “ex-habitantes” de Dubai. Los camellos avanzan más lento debido a que los semáforos en rojo no los dejan caminar. Sin embargo, los beduinos no pueden tocar el claxon para seguir en dirección a Nosesabedonde, camino a un oasis natural dentro de la densa red de hormigón, asfalto y cables que ha invadido su hogar.
Una vez levantado el imperio mediático solo hará falta consolidarlo. Una vez conseguido, la clase alta abandonará estos paraísos por, probablemente, viajes espaciales, para dejar paso a la clase media que solo podrá soñar con viajar a Marte.Quien sabe si el próximo proyecto de Koolhaas será una estación espacial, supongo que la NASA también necesitará vender billetes al espacio y pulseras de plástico para tomar agua de Marte envasada en botellas de Prada.


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